Por la Ruta de la Seda. La Torre de Burana


“(...) los alrededores de Burana evocan imágenes de un lejano y olvidado pasado, en el que las caravanas de la Ruta de la Seda, transportando cargas lujosas procedentes del este de Asia, descendían de las montañas hacia las planicies, para parar brevemente en Burana, antes de continuar su travesía –aún larga- hacia el oeste.” Lin Jingyuen, Basic Bishkek Book, Babushka and Baike, 2000.

A 80 kilómetros de Bishkek y a 10 del pueblo de Tokmok, la torre o minarete de Burana se eleva hasta los 24 metros para dejar constancia del esplendor de la ciudad de Balasagun, la que fuera una de las capitales del imperio karakánida durante los siglos X i XI, antes que las hordas del imperio de Genghis Khan la destruyeran.

Unas estrechas escaleras de caracol que ascienden por las entrañas de la torre permiten al visitante trasladarse a aquellos tiempos: El montículo de tierra situado al norte es el producto del paso de los siglos sobre los restos del complejo del palacio. A su lado hay decenas de piedras con dibujos de humanos y de animales –los petroglifos, datados en el siglo II- y otros de herencia turcomana que indicaban el camino a seguir. La planicie son los fértiles valles Chu y Shamshy, ocupados ahora en las labores de recolección del grano y las montañas... ¡ai, las montañas! Para el viajero de hoy en día, la cordillera Alat-Too es una infranqueable barrera de majestuosas cimas nevadas.

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