Por la Ruta de la Seda. Lago Son-Kul

Rodeado de fértiles pasturas y de cimas de entre 3.300 y 4.000 metros, el remoto lago Son-Kul ofrece una de las experiencias más fascinantes de Kirguistán: la posibilidad de alojarse en una yurta –la casa tradicional desmontable de los nómadas de Asia Central- y conocer de cerca el día a día de una forma de vida que lucha por no quedar en el olvido.
Sin electricidad ni agua corriente, los paseos a pie o a caballo, las puestas de sol y el intento de intercambiar unas palabras con la familia kirguisa que te ha acogido, harán de esta visita una experiencia única.

El lago está situado a 50 kilómetros de la población de Kochkor, donde las organizaciones locales CBT (Community Based Tourism) y Sheperd’s Life trabajan en favor de un turismo sostenible, respetuoso con la naturaleza y con las costumbres y tradiciones de la población local. Los beneficios recaen directamente en la comunidad, gracias a un sencillo sistema: el visitante paga el servicio a quien se lo ha prestado y éste liquida a la organización un porcentaje ya pactado, que suele ser de entre un 10 y un 20 por ciento.

Foto: www.advantour.com

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